Desde su llegada a París a principios de los años 50, Karl Lagerfeld compartió una conexión con Saint-Germain-des-Prés, una conexión que sigue vigente hoy en día. El espíritu del barrio resonaba con él: con su fervor artístico y literario, sus librerías, anticuarios y cafés, era un centro para apasionados creativos. A lo largo de los años, había vivido por todo Saint-Germain y, siempre curioso, había aprendido mucho sobre la arquitectura del barrio, con su rica herencia Art Nouveau y Art Déco.
No fue una sorpresa, entonces, que eligiera establecer su homónima Maison en un hôtel particulier en el 21 de la Rue Saint-Guillaume, en el corazón de Saint-Germain-des-Prés. Construido en 1887, el edificio fue diseñado por el arquitecto Albert Tournade (1847-1891), conocido por su premiado diseño para el Temple Neuf protestante de Estrasburgo y su premiada propuesta para el concurso de la Basílica del Sacré-Cœur en París.
El estilo arquitectónico neoclásico de la calle, con su grandiosidad de escala, la simplicidad de las formas geométricas, las paredes lisas y los detalles romanos, fue el nuevo gusto por la simplicidad antigua. Resultó ser el escenario perfecto para una de las inspiraciones de larga data de Karl Lagerfeld: el Art Decó. El movimiento de artes visuales y arquitectura, que se originó en Francia en la década de 1920, combinó estilos estilizados, modernos y geométricos con una artesanía fina y materiales ricos.
El amor de Karl por el Art Déco lo había llevado a reunir una colección bien seleccionada de muebles, lámparas, objetos de arte decorativo y cerámica que había estado coleccionando desde los años 1960. La colección representaba lo que él llamaba “las raíces de la modernidad”, un estilo Art Déco que se limita a las formas más simples, expresando tanto originalidad como elegancia”. Un estilo que adoptó no solo en la decoración de sus hogares, sino también en la de la casa, además de en sus propios diseños.
El Art Déco representa una elegancia elegante y antitradicional que mira hacia el futuro, un concepto que combina bien con la visión creativa de su marca: una que interpreta el estilo parisino atemporal, con un toque de rock chic moderno. Hasta el día de hoy, el movimiento está entrelazado con el ADN de la marca y aparece en todas las colecciones de KARL LAGERFELD con formas perfectas, ángulos agudos y siluetas pulidas que miran hacia el futuro.